sábado, 6 de diciembre de 2014

Ciudad de cenizas





-Son las tres de la mañana ya duerme Apple- fue lo último que se escucho en la gran mansión de los Alvares, a las siguientes horas del día todo estaba reducido a cenizas. Si todo, terrenos, poblado y hasta la ciudad contigua. En las noticias internacionales se hablaba de un tuit de una adolecente que decía que el cielo se veía como si fuera una gran tormenta de lágrimas de fuego. Los astrónomos no podían dar crédito a lo que había sucedido, los geólogos decían que todo veía del interior de la segunda capa de magma, mientras religiosos decían que era un castigo divino para Las Vegas Nevada, mientras el gobierno federal hablaba de un atentado de Irán sobre territorio Norte Americano.
–Esto no es más que una que una artimaña mas de las ondas zafiro que han estado usando- decían los que constantemente buscan teorías de conspiración contra la humanidad.
Lo que nadie se esperaba es que en realidad fuera una nave madre radioactiva que se desplomo sobre la región. Ni un humano normal sabia de su existencia, todos los observadores de esta nave habían muerto en el choque terrestre convirtiéndose en cenizas irreconocibles.
-Antonio hace falta más gasas aquí- dijo la doctora Trisen mientras limpiaba a un hombre que había llegado de manera misteriosa el hospital general de Chihuahua.
-Doctora creo que hemos encontrado una pista de donde ha llegado este hombre- dijo el enfermero mientras sostenía una ficha de póker entre sus manos.
-llévela al investigador que está en el pasillo por favor- respondió tajante la doctora
-así será, doctora. Lo que me preocupa es que el hombre no parece sentir la cantidad de golpes que tiene, ¿se da cuenta de la cara que tiene?- pregunto el joven enfermero a la experimentada doctora recién llegada de medio oriente a trabajar a esa tranquila ciudad.
El investigador tomo con atención la reciente prueba entregada por el equipo médico y reviso con atención las inscripciones en dicha ficha… observo a contra luz los relieves de la misma y sin decir una sola palabra desapareció sin dejar rastro. 

Anned